- Comunicación
Es un aspecto clave en el sector de la vivienda, por lo que un buen agente inmobiliario debe dominarla. No se trata solo de si el profesional tiene don de gentes o una buena voz, todo comunica: la vestimenta, los gestos, los silencios… No hay que incomodar al cliente en ningún momento hablando demasiado.
- Inglés y más idiomas
Antes de que estallara la crisis, saber inglés no era más que algo a añadir al curriculum. Ahora, es una obligación. El mercado extranjero ha ayudado a mantener la economía inmobiliaria en algunas comunidades, y cada vez son más los compradores de otros países. El inglés es un lenguaje universal y un buen agente inmobiliario deberá dominarlo prácticamente a nivel nativo, y si se conoce otro idioma, mucho mejor.
- La formación nunca termina
Un agente inmobiliario debe conocer muchos aspectos, como tasar, valorar un inmueble o asesorar. Un experto en el sector está actualizado, aprende nuevas herramientas, conoce la economía, psicología de los clientes…
- Marketing inmobiliario
Los canales de venta se han multiplicado en los últimos años con internet y las redes sociales. Un buen agente inmobiliario sabe cuál es el mejor medio para los intereses del cliente: publicitarse en medios de comunicación, aplicaciones, redes sociales…
- Mantener vigilada a la competencia
“Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca” dijo Michael Corleone en El Padrino II. El agente inmobiliario tiene que estar atento a su competencia, y para ello debe vigilar las tendencias del mercado en su zona. Solo así podrá ir un paso por delante.
- Negociar no es ceder
El sector inmobiliario no mantiene siempre una postura inalterable. No obstante, ni el cliente ni el agente inmobiliario son una ONG, por lo que negociar puede llegar hasta un punto: conseguir el mejor trato para el cliente.
