La decisión de comprar una vivienda es muy importante en la vida de cada persona, y siempre tiene que ir acompañada además de una gran financiación. Normalmente este se lleva a cabo a través de hipotecas y préstamos, la forma más rentable de conseguirlo. Pero cuando el coste de la casa no es muy elevado, sobretodo con viviendas de segunda mano, la gente se plantea la posibilidad de un préstamo personal que no involucre a terceros.
Muchas entidades bancarias conceden préstamos hipotecarios a partir de 50.000 euros como mínimo, por lo que, si el importe de la vivienda es inferior, quizás la entidad ni se plantee el préstamo hipotecario para financiar la compra y el préstamo personal sea la mejor opción.
Lo más importante a tener en cuenta a la hora de financiarse a uno mismo es el importe y el plazo. El importe máximo que las entidades suelen poner a disposición del cliente a través de un préstamo personal no suele superar los 50.000 euros o 70.000 euros, por lo que el importe de compra no deberá sobrepasar dicha cantidad. Por otro lado, los préstamos personales tienen de periodo de devolución no más de 10 años, e incluso en muchas entidades no es mayor a los 8 años. Esto implica que el tiempo para su devolución no es tan amplio como en el de un préstamo hipotecario que puede llegar a los 40 años.
Hay que valorar los tipos tanto de las hipotecas a tipo fijo (actualmente el tipo medio de la hipoteca fija se encuentra en el 2,86% según los datos del Instituto Nacional de Estadística) como a tipo variable (actualmente al 2,13%).
Además, también hay que tener en cuenta otro tipo de gastos asociados como por ejemplo en el caso de la hipoteca, gastos de apertura de hipoteca o tasación que elevan el coste de la financiación, mientras que en los préstamos personales los gastos asociados son menores.