En el sector inmobiliario nada es por casualidad. Se llevan a cabo una serie de precisiones que determinarán su enfoque. En la elección de las oportunidades, se tienen en cuenta una diversa variedad de factores: exhaustivos análisis de viabilidad, de mercado, flujos de caja, multitud de operaciones analizadas, para, si el mercado, la competencia y tus políticas internas te lo permiten, cerrar un par de operaciones al año.
Debido a la crisis causada por el coronavirus, no podemos evitar que nos ronde en la cabeza la gran pregunta: ¿Es un buen momento? Nos cuestionamos en estos momentos si es el momento idóneo para capturar estas oportunidades que nos presenta el sector, si podemos o deberíamos invertir y cómo.
Todo dependerá del perfil del inversor y los riesgos que esté dispuesto a asumir, así como los descuentos que requiera aplicar dada la incertidumbre que tenemos a corto/medio plazo en nuestro sector.
Se tendrá que diferenciar de primera mano entre los inversores a corto plazo, que deberán maximizar y dar valor al proyecto en el corto/medio plazo (perfil ‘Value Added’ u ‘Opportunistic’), y quienes estén preparados para embarcarse en una inversión a largo plazo, amortiguando cualquier posible cambio en los fundamentales de la inversión a cambio de una estabilidad del contrato continuada en el tiempo y sobre activos principalmente ‘prime’ (perfil ‘Core’ o ‘Core +’).
Hemos sufrido unos largos meses en que debido a la pandemia global se ha frenado la economía en seco, y esto nos ha llevado a una situación de completa incertidumbre en la que empiezan a surgir algunas oportunidades para lo cual, tu posición de tesorería, la rapidez en la toma de decisiones internas y la visión a largo plazo que haga disipar cualquier duda que se pueda tener a corto, pero sin perder la perspectiva de la prudencia y garantizando las mismas, te convierten en un privilegiado con el mejor puesto de observación.